Una de las características del cuerpo humano es la de tener huesos muy plásticos, que se adaptan rápido a los cambios por los que pasa una persona a lo largo de su vida. Si uno comienza a correr de forma habitual, podrá a sus huesos frente a un estrés constante, lo que desencadenará en esos huesos una respuesta, ganarán fuerza, agregando fibra o redistribuyéndola por donde las tensiones son mayores.
De este modo, cuando los científicos analizan los huesos de una persona, ya sea actual, de hace un siglo, mil años o 100 mil, pueden ver esos cambios y diferencias, y darles una explicación, lo que permite conocer el estilo de vida de esos individuos.
La investigadora Alison Macintosh, de la Universidad de Cambridge, Inglaterra, estudió huesos de personas de diferentes momentos de la historia humana. Períodos anteriores a la adopción de la agricultura, hace 10 mil años, y posteriores, luego de que esta se expandiese por Europa, hace unos siete mil años.
Lo que pudo notar la investigadora, es que los huesos de aquellos primeros agricultores europeos de las planicies del Danuvio, en la Europa Central, se volvieron progresivamente menos fuertes, lo que es interpretado como una disminución de la movilidad. Se puede ver en los huesos de esos individuos, que no sólo tenían menor movilidad, sino que cargaban menos peso sobre los miembros inferiores, las piernas. Fue decreciendo en el tiempo, más en hombres que en mujeres.
Macintosh presentó los resultados de su estudio en las reuniones anuales de la Asociación de Antropología Física Americana en Calgary, Canadá, del 8 al 12 de abril de 2014. Otro estudio de un antropólogo de la misma universidad, Colin Shaw, analizó la rigidez de los huesos de estudiantes de la universidad de Cambridge. Pudieron notar, al comparar ambos estudios, que los estudiantes que se dedicaban a correr, al atletismo, tenían una carga sobre los huesos equivalente a la movilidad de los primeros agricultores europeos de hace 7300 años.
La movilidad de aquellos antiguos europeos fue disminuyendo, según evidencian los huesos, y le llevó unos 3000 mil años llegar a un nivel comparable al de un estudiante actual calificado de sedentario, que es la movilidad que caracteriza a casi todos los humanos actuales. Hoy en día uno de los principales problemas de salud que enfrenta el ser humano es la obesidad, la falta de ejercicio, el sedentarismo, que lleva a muchas enfermedades, como las arteriales, cardíacas, dolor de espalda, etc.
Dependiendo de la cultura, la movilidad ha cambiado a lo largo de la historia y la geografía del planeta. Las innovaciones tecnológicas, el intercambio mediante el comercio, y otros cambios culturales que modificaron por completo la sociedad humana en los últimos 10 mil años, también influyeron en la carga que ejercemos sobre nuestros plásticos huesos.
Los huesos se adaptaron siempre a los comportamientos de cada individuo a lo largo de su vida, y si un antropólogo se encuentra con huesos humanos, puede reconocer ese comportamiento, ese estilo de vida, en las marcas de los huesos. La división del trabajo, entre hombres y mujeres, entre jefes y empleados, entre los que se especializaron en el trabajo manual, o trabajo físico, etc.
Hasta hace unos 10 mil años, época en que surge la agricultura en diversas partes del mundo, no se ven grandes diferencias en los huesos humanos, tal vez de división de trabajo entre hombres y mujeres, pero a partir de la llegada de la agricultura, se empieza a ver cómo esas especializaciones que fueron generando las innovaciones tecnológicas dejaron su marca en los huesos.
Macintosh analizó huesos descubiertos en toda Europa Central, Alemania, Hungría, Austria, República Checa, Serbia, de un período que va desde hace 7300 años, hasta hace unos 1200. Escaneó fémures y tibias, para notar la rigidez de los huesos, que evidencia la carga física que tuvieron esos individuos en vida. Cada generación tenía menos trabajo físico, y caminaba menos, que la otra. También pudo ver que la habilidad para resistir torceduras, declinó, ya que esa falta de ejercicio volvió menos rígidos a los huesos.
Algo llamativo es que si bien se ve un declive constante de trabajo físico en los hombres, a lo largo del período estudiado, no pasa lo mismo con las mujeres, en las que el declive es mucho menor. La explicación de la autora es que las mujeres siguieron siendo multitarea.
Pero es interesante la comparación con otros estudios de diversas partes del mundo, ya que dependiendo de las regiones, se puede ver un mayor trabajo físico en hombres o en mujeres. Por ejemplo, en las comunidades de los primeros agricultores de Europa Central, se veía mayor actividad física entre los hombres, lo mismo se vio en comunidades agricultoras actuales de Nepal e India, mientras que en regiones como Gambia y Ghana, África, son las mujeres las que muestran un mayor trabajo físico, entre las comunidades agricultoras.
Entre la muestra de Macintosh, se encuentran cementerios de la actual Hungría, de tiempos en que fue invadida por pueblos asiáticos, los escitas, entre los cuales la mujer tenía una gran carga física. Eran pueblos que criaban animales, y muy adepto a la equitación. Las mujeres no sólo cabalgaban, sino que manejaban el arco, y hasta iban a la guerra. Eso puede notarse en los huesos.
Los huesos humanos pueden contar historias increíbles, si se sabe analizarlos. No sólo sobre la historia de vida de un individuo, sino sobre el grupo al que perteneció. En los huesos se puede encontrar qué tanto ejercicio físico hizo, qué tipo de trabajos físicos realizó, qué tipo de alimentos ingirió a lo largo de su vida, dónde se crió, qué tipo de ambiente y clima imperaba, y cómo era la región en la que murió. El análisis físico y químico de los huesos puede relatar una biografía de una persona, y de su comunidad.
Fuente: Eurekalert
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